
La limitación de la reelección consecutiva de intendentes a un período es un paso trascendente para mejorar la calidad institucional de la provincia de Mendoza, diseñando una institucionalidad más democrática.
La periodicidad de los cargos públicos es un presupuesto indispensable para el fortalecimiento de las instituciones en un Estado social y democrático de derecho.
El problema de las reelecciones indefinidas en cualquier cargo electivo radica en que, en un sistema donde no existen límites temporales, el diseño institucional facilita a la persona que está ocupando el cargo público utilizar recursos y estructura pública para lograr la continuidad de su mandato. El sistema de reelección indefinida facilita la hegemonía política, disminuye la exigencia de rendir cuentas y limita el control de la gestión por parte de organismos e instituciones que cumplen ese rol – la oposición política, los medios de comunicación y la sociedad civil.
Por el contrario, un sistema que obliga a la alternancia en los cargos públicos permite dotar a las instituciones de mayor transparencia, lo que genera una mayor responsabilidad en el ciudadano que transitoriamente ocupa el cargo electivo.
Limitar las reelecciones mejora el diseño institucional, facilita la alternancia personal y/o partidaria, y aumenta el compromiso y participación de la ciudadanía en los asuntos públicos.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha vinculado, desde el año 1977, el goce de los derechos humanos a la supervivencia del sistema democrático. Así sostiene que sin democracia —o con una democracia débil— las afectaciones a los derechos humanos tendrán más chances de ocurrir y serán más difíciles de reparar a nivel interno.
El CLADH tiene como misión afianzar la solidez de aquellos derechos humanos que se vinculan directamente con el ejercicio del poder y sus límites. Mendoza debe continuar fortaleciendo sus instituciones democráticas mediante la limitación de relecciones indefinidas en cargos públicos.
Un buen gobierno está constituido sobre la base de instituciones sólidas con renovación periódica de sus cuadros electivos, no sobre personalismos a perpetuidad.